Personal del Ministerio de Defensa de la Nación solicitó asesoramiento a sus pares brasileños sobre el control militar de las favelas, mientras el gobierno destina al Ejército a tareas internas. Diputados reclaman que precise cuál es el “riesgo a la seguridad” que reclama la Ley. En Marcha (Ar)
Personal del Ministerio de Defensa de la Nación solicitó asesoramiento a sus pares brasileños sobre el control militar de las favelas, mientras el gobierno destina al Ejército a tareas internas. Diputados reclaman que precise cuál es el “riesgo a la seguridad” que reclama la Ley.
En el marco del Plan AHÍ, a través del cual el gobierno destina al Ejército a tareas en barrios pobres, el asesor del Ministerio de Defensa argentino Fabián Calle solicitó información “sobre la experiencia de pacificación en las favelas de la ciudad de Río de Janeiro”, en comunicación con el General de División Júlio de Amo Júnior, Jefe de la Asesoría de Planeamiento Institucional del Ministerio de Defensa de Brasil, según revela el periodista Horacio Verbitsky.
Esta información confirma los análisis que enmarcaban la movida oficial tras el objetivo de “control social” ante el escenario de mayor crisis económica, que comenzaron a circular desde que organizaciones sociales del partido de San Martín denunciaron la creciente presencia de gendarmes, y también el Ejército en los barrios La Cárcova, Independencia y Villa Hidalgo.
El Plan AHÍ, aprobado por decreto en 2008, prevé un abordaje “interministerial” en barrios humildes. Su implementación retomó vigencia durante los primeros días de julio de este año, cuando el Ministerio de Defensa confirmó su participación en ese Plan de abordaje territorial a través de la participación de las Fuerzas Armadas en barrios humildes del conurbano bonaerense y la Capital Federal.
Pedido de informes
A partir de entonces, hubo distintas repercusiones: organizaciones sociales caracterizaron al Plan como “un mero observatorio de control social, una maniobra del gobierno para que la fuerza represiva se meta de a poco y con argumentos mentirosos en nuestros barrios”. Por su parte, en el Congreso de la Nación el diputado de la UCR Julio Martínez, ex titular de la Comisión de Defensa, presentó un pedido de informes para “saber cuáles son los objetivos, las causas y en base a qué argumentos legales se pone a las Fuerzas Armadas en estos trajines”, y se preguntó si este proyecto “no encubre la posibilidad del uso, aunque sea eventual, de los militares en tareas de seguridad interior”.
La Ley 24.059 de Seguridad Interior aclara explícitamente que la presencia de las Fuerzas Armadas en tareas internas está contemplada sólo ante casos o situaciones de catástrofes o desastres naturales. Pero la participación del Ejército en el marco del Plan AHÍ no está prevista para esas situaciones especiales, sino como complemento habitual de tareas sociales y de seguridad interior, como se puede inferir a partir de la comunicación del asesor del Ministro Puriccelli con el Ministerio de Defensa de Brasil.
¿Y el kirchnerismo qué?
De parte de los voceros habituales de gobierno huelgan las referencias a un tema sensible para el discurso oficial, que roza tópicos que son parte de su agenda, como los Derechos Humanos, la pobreza o las fuerzas armadas y de seguridad. Quien sí habló fue la presidenta, que agradeció al Ejército por “intervenir en nuestras villas para participar en tareas que todo argentino, vista uniforme o no, está obligado a hacer si tiene buen corazón”. Sin embargo, voces oficialistas que ahora callan se habían manifestado en sentido contrario a lo que implica la iniciativa actual, hace no tanto. En setiembre de 2010, durante la campaña electoral, los senadores radicales Ernesto Sanz y Laura Montero propusieron un Servicio Cívico Voluntario que ofreciera a los jóvenes “en situación de riesgo” una interacción con el Ejército, algo así como el Servicio Militar, pero civil. En aquel momento, el entonces Jefe del Ejército, general Luis Alberto Pozzi, hizo saber su negativa al involucramiento del Ejército en tareas de contención social: “(el involucramiento del Ejército) implicaría la desnaturalización del instrumento militar, principalmente por las consecuencias sobre la organización, la utilización de los recursos humanos, materiales y presupuestarios de las Fuerzas Armadas y en especial a la luz de las tareas y responsabilidades propias y naturales del ámbito militar”. Más explícita había sido la ministra Garré, por entonces al frente de Defensa, quien dijo que esa iniciativa “alejaría a las Fuerzas Armadas de su misión específica, que es prepararse para la guerra y asistir a la comunidad en caso de catástrofes y emergencias”. Aquellos alertas en tiempos de iniciativas opositoras parecen quedar diluidos para el discurso oficial en la actualidad, cuando el Plan AHÍ lleva al Ejército a los barrios, mientras asesores de Defensa consultan el modelo del control militar de favelas, situación que, sin dudas, “aleja a las Fuerzas Armadas de la misión específica” que le indica la Ley de Seguridad Interior.