11 de agosto de 2023

Votar a Grabois ahora, y después a la izquierda en lugar de Massa

"De cara a las elecciones del próximo domingo, desde el colectivo de comunicación ContrahegemoníaWeb publicamos diferentes miradas en debate al interior del campo popular". En Contrahegemonía (Ar)

Quienes adherimos al programa y a la candidatura de Juan Grabois tenemos la posibilidad de ser coherentes con una expectativa de cambio y de representación política de lxs de abajo, sin tener que someternos a unas reglas de juego que no deben condicionarnos.

Las dos principales propuestas electorales del campo popular y de izquierda son las candidaturas de Juan Grabois (Patria Grande en Unión por la Patria, UP) y las del Frente de Izquierda y lxs Trabajadores (FIT-U). Desde este último espacio decidieron apuntar sus críticas a Grabois con un argumento central: que su lista es una colectora del actual ministro de economía, y que una vez que pierda la interna juntará votos para él. Massa, que está pagando la deuda con el hambre del pueblo y va seguir haciéndolo, es un claro exponente de lo que uno y otro espacio dicen confrontar. 

La crítica no es capciosa, porque efectivamente Juan Grabois debió afirmar que “acompañará” la candidatura de su contrincante si éste se impone. Un video de hace un par de meses lo muestra diciendo en público que “ni en pedo” votará a ese “cagador”, pero en ese momento él no era precandidato sino que postulaba a Wado de Pedro. Ahora, con su propia persona comprometida en el juego interno, debió rever esa posición. No sabemos si votará a Masa, pero al aceptar ser parte de la interna de UP está claro que en las presidenciales deberá convocar a hacerlo.

La consigna “el que pierde acompaña” que argumenta Grabois es válida para quienes compiten en una interna (el candidato, los dirigentes de su fuerza política), y está bien que así sea: ser parte de un frente amplio como UP implica asumir las reglas del juego y aceptar el triunfo del adversario; una vez dada la competencia, tendrá que acompañar, al menos en la formalidad. Pero la militancia silvestre y las personas no encuadradas orgánicamente que votaremos a Grabois no tenemos por qué votar después a su contrincante, un neoliberal que expresa ideas contrarias a lo que dice el programa de Patria Grande. Para poner como ejemplo un tema central que ordena casi todo lo demás: si estamos de acuerdo con la propuesta de cancelar los compromisos usureros con el Fondo, ¿por qué tendríamos después que votar a Massa, que propone lo contrario, pagar la deuda con más ajuste sobre la clase trabajadora y lxs excluídxs?

Hay cierta incoherencia en la conformación de Unión por la Patria, que se arma a partir de la suma de intereses parciales que no comparten un programa, ni siquiera en puntos básicos. Eso es un problema para quienes militan con honestidad a favor de los intereses populares al interior de esa alianza. Más temprano que tarde terminarán antagonizando con quienes alcanzan posiciones de gobierno en nombre del frente político que integran. Viene pasando con Alberto Fernández y pasará con Massa en caso de que gane. 

El Frente Patria Grande asume esa contradicción como parte de su táctica de acumulación política: evalúa que ese es un costo tolerable en función de la proyección, la visibilidad y la posibilidad de acumulación institucional que le brinda ser parte de UP. A juzgar por el peso político alcanzado por valiosxs dirigentes populares como Naty Zaracho, Ofelia Fernández, Fernanda Miño, Natalia Vinelli, Fede Fagioli, Itai Hagman, Jhonny de La Boca o el propio Juan, la táctica parece demostrarse acertada. Similar análisis puede hacerse en torno al suceso político rosarino que expresa Ciudad Futura y las candidaturas de Juan Monteverde o Karen Trepp; en alianza con el peronismo santafesino, Monteverde ganó la interna a su contrincante del PJ y hoy es un expectante candidato a intendente en una de las ciudades más importantes del país. 

Volviendo al señalamiento que hace la izquierda trotskista a la táctica de acumulación de estas organizaciones populares: una cosa es proponer un análisis crítico de esa política, lo que es legítimo; pero otra es hacer de esa crítica un latiguillo de campaña en el espacio masivo. El trotskismo argentino insiste con un método que parece estar en su ADN: convertir las diferencias con aliados del campo popular en el principal foco de sus señalamientos, buscando siempre la diferenciación en vez de la complementariedad. Es legítima la competencia entre organizaciones del campo popular que muestran claras diferencias políticas e ideológicas, pero no parece ser muy útil convertir esa disputa en confrontación, descalificación, señalamientos hacia otras expresiones populares como si fueran parte del enemigo. No es útil porque las mayorías no politizadas se desentienden de esas peleítas, las ven con recelo, escapan de esos discursos. Y no lo es tampoco para el propio trotskismo: beben de su propia medicina y dejan a la vista una estela de divisiones entre ellxs que todavía está por verse si con el FIT-U lograrán superar. También en este aspecto Grabois hace la diferencia, para bien: aunque son sabidos los recelos que los espacios peronistas suelen expresar hacia el trotskismo, muchas veces haciendo gala de un macartismo igual de nocivo que el sectarismo de izquierda, Juan escapa de eso. No descalifica a la izquierda. Se concentra en la agenda propia, y cuando disputa más allá de la confrontación con la derecha macrista, lo hace centralmente con las expresiones conservadoras de su propio frente.

También por eso la candidatura de Grabois es una sana novedad para el conjunto del campo popular. Amplía la llegada de una agenda de reformas audaces a sectores de lxs excluídxs, la juventud, los sectores medios progresistas y bases peronistas que no votarían a la izquierda. Incorpora la imprescindible dimensión nacional, popular y latinoamericana, una notoria falencia de la izquierda trotskista. Con su candidatura se agranda el espectro de incidencia social de propuestas antineoliberales. Desde la izquierda se le puede señalar falta de profundidad anticapitalista, por ejemplo, pero esa aspiración de máxima adolece de lectura de contexto: cuando el corrimiento a la derecha del sentido común social es tan marcado, toda expresión que dispute y traiga voluntades para este lado de la confrontación con el neoliberalismo y la restauración conservadora es bienvenida. Si el FIT-U ya tiene un conocimiento, una llegada y un caudal discreto pero sólido de adherentes y votantes, ahora, con la irrupción del Frente Patria Grande en la disputa político electoral nacional, el conjunto del campo popular estará en mejores condiciones de medir la capacidad de convocar al pueblo a expresarse claramente a favor de sus intereses.

En el plano programático, más allá de las formas y las tácticas, en muchos puntos importantes los planteos de Patria Grande están más cerca del FIT-U que de Massa. Propuestas como el desconocimiento del acuerdo con el Fondo, la defensa del trabajo y de la educación, las iniciativas a favor de inquilinos y familias sin vivienda, la defensa del medioambiente, el enfoque en torno a la seguridad que privilegia políticas de mejoramiento de las condiciones de vida y rechaza la criminalización de la pobreza y la protesta, son ejes nodales que habrá que defender ante el avance de la derecha. 

Por eso, una vez superadas las Paso, el votante de Grabois que priorice honrar sus principios y no esté dispuesto a legitimar con su voto al ministro ajustador, podrá encontrar en el FIT-U la forma de insistir con sus planteos programáticos. Todo indica que será Myriam Bregman quien encabece la fórmula de la izquierda: una compañera intachable, coherente, combativa, quien, más allá de las limitaciones del trotskismo que antes mencionamos, expresa mucho mejor que Sergio Massa un programa de cambio. Cualquier laburante más o menos consciente de su situación de clase, no importa si es peronista, de izquierda, cartonera, vendedor ambulante o simplemente alguien preocupado por su situación y la del país, ya con Grabois fuera de carrera tras las Paso, podrá encontrar mejor reflejados sus intereses allí.

Para el famoso “voto útil” contra la derecha bullrichista-larretista estará el balotaje, al que el actual ministro de economía seguro llegará. Pero ese ya es otro capítulo.

Por el momento será oportuno, sano y necesario que la mayor cantidad de pueblo y militancia apoye a las propuestas que expresan sus intereses: para quienes venimos de una tradición de organización barrial, desarrollo de la autoorganización del trabajo en cooperativas y fábricas recuperadas, vimos como un logro la creación de la Unión de Trabajadorexs de la Economía Popular (UTEP) y el trabajo en Barrios Populares, en las Paso ese voto seguramente sea a Juan; pero después, en las presidenciales, votar a Massa sería una incoherencia innecesaria. El FIT-U puede representar en esa instancia un voto programático, ideológico, que siempre será mejor opción al posibilismo y la resignación. 

En última instancia, las diferencias entre uno y otro espacio (Patria Grande y el FIT-U) no son tan determinantes: lo que realmente importa no se decidirá en las elecciones sino en las calles, en la lucha popular.

– – – 

El autor vive y milita entre Argentina y Colombia. Ex integrante del Frente Popular Darío Santillán, organización en la que participó hasta 2013.