La polarización entre el kirchnerismo y su 7D, y la oposición reaccionaria y su 8N, está bien instalada. Pero son otros los actores y otras las protestas que convirtieron a octubre en el mes de mayor conflictividad social. Trabajadores estatales a la cabeza. En Marcha (Ar)
Por Pablo Solana. La polarización entre el kirchnerismo y su 7D, y la oposición reaccionaria y su 8N, está bien instalada. Pero son otros los actores y otras las protestas que convirtieron a octubre en el mes de mayor conflictividad social. Trabajadores estatales a la cabeza.
Más allá de énfasis mediáticos, microclimas y ninguneos, es posible hacer un seguimiento lo suficientemente serio del conflicto social a través de la cantidad de cortes de calles, rutas, u ocupación del espacio público que se acumulan en determinado período. Según ese criterio, en el último mes se dio la mayor cantidad de cortes de vías públicas en todo el país en lo que va del año: 570 conflictos se manifestaron bloqueando distintas arterias de circulación vehicular, desafiando códigos contravencionales, legislaciones y doctrinas de criminalización de la protesta social, según muestra un estudio de la consultora Diagnóstico Político.
La “sintonía fina” que anunció la presidenta a finales del año pasado implicó, entre otras variables, ajustes y recortes a lo largo de toda la estructura del Estado. Los trabajadores sintieron el golpe, y vienen respondiendo con creciente intensidad. Octubre es el sexto mes consecutivo en el que los trabajadores de Estado son los principales protagonistas de la protesta social. Más de un tercio del total de protestas, 191 durante el último mes, fueron protagonizadas por estatales en todo el país. Los siguen grupos vecinales (75 protestas en octubre), desocupados y organizaciones sociales (61), trabajadores del sector privado (60), cesanteados y despedidos (48), y estudiantes (42).
La distribución geográfica del conflicto también es significativa: si bien en la Capital Federal la protesta se hace mediáticamente más visible, es la provincia de Buenos Aires donde más cortes de ruta o avenidas se produjo en el último mes. Le siguen las provincias de Santa Fe, Jujuy y Santa Cruz.
La provincia gobernada por Scioli es la más conflictiva también en lo que va del año: hubo protestas de envergadura en La Plata, su capital, como la masiva toma por varios días de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia. También hubo hechos de ataque violento a la protesta, que desencadenaron en muertes de manifestantes, como sucedió en piquetes vecinales en Florencio Varela o Berazategui. El relevamiento indica que son cerca de 800 las protestas que implicaron cortes de ruta o avenidas en el distrito que concentra más de un tercio de la población nacional.
Si años atrás se asociaba los cortes de rutas, avenidas o puentes de acceso a la Capital al movimiento piquetero o de desocupados, esa realidad cambió de la mano de un modelo que promovió mayores niveles de acceso al empleo, con altos índices de informalidad y precarización. Hoy son los trabajadores del Estado los protagonistas de las más frecuentes protestas. En lo que va del año, fueron más de 1000 los cortes protagonizados por conflictos salariales del sector; los piqueteros o desocupados quedaron por detrás, con 601 protestas, y otros grupos vecinales, en la mayoría de los casos autoconvocados, con una cifra similar: 597 cortes de calles o rutas por motivos diversos como fallas prolongadas del servicio de luz, reclamos ante inundaciones y desatención estatal, o protestas ante casos de gatillo fácil o violaciones a los derechos humanos por parte de fuerzas policiales o de seguridad.
“De cara al mes entrante, nada indica que la istuación social vaya a descomprimirse”, razona Patricio Giusto, director de Diagnóstico Político. “Por el contrario, hay sobrados factores políticos y económicos que preanuncian que el nivel de conflictividad se mantendrá, o inclusive podría seguir aumentando, tal como ha sucedido en los últimos meses”, concluye.
Bien lejos de las consignas reaccionarias del 8N, por cuestiones más vinculadas a la vida cotidiana de lo que plantea la justa cruzada por el 7D, son en su gran mayoría los trabajadores formales o precarizados, sindicalizados en primer orden pero también organizados en sus territorios, los protagonistas de luchas y denuncias ante los recurrentes ajustes y recortes. De esta forma visualizan una realidad mucho menos instalada mediáticamente pero mucho más urgente para los intereses concretos de nuestro pueblo.